LANGUAGE

LANGUAGE

Viviendo con heridas que sufrí en el campo de batalla

“Viviendo con heridas que sufrí en el campo de batalla”

Shigeko Higa(37比嘉茂子)
Fecha de nacimiento: 5 de enero de 1921
En aquel tiempo: 24 años, trabajadora del hospital de campaña

Hubo un intenso bombardeo naval. Mi casa estaba ubicada de una zona elevada, y cuando subí a una colina por la parte de atrás y miré al océano hacia el oeste, todo el mar estaba invadido de buques estadounidenses. La flota estadounidense parecía casi como una isla.

Nos pasamos la vida escondidos en un refugio antiaéreo durante el día, recolectando comida por la tarde y preparando comida por la noche.

Continuaron días en que acogíamos a soldados heridos del refugio antiaéreo en el que estábamos y los llevábamos al hospital de campaña en Shuri Sakiyama. Cada noche, un equipo de cuatro personas llevaba a los soldados heridos en camillas. Después de llevarlos a una zona que ahora se conoce como Nishihara Iriguchi, las personas que venían de Shuri Sakiyama metían a los soldados heridos en vehículos y los llevaban a Shuri Sakiyama.

Como la batalla se intensificaba, se decidió que debíamos ir hacia el sur. Estuvimos en Shuri un tiempo, pero al segundo día, Itokazu fue herido por una bala y murió. Después de aquello, nos fuimos más hacia el sur. El lugar al que llegamos es donde más tarde se construyó el monumento homenaje Himeyuri. También nos escondimos en un refugio antiáereo de la zona. Fue allí donde nos ordenaron reunirnos. Nos dieron dos granadas y una bolsa de galletas, así como instrucciones para buscar a nuestros padres, etc. y abandonar aquel lugar. Nos enseñaron que las granadas explotarían inmediatamente si las golpeábamos contra los zapatos después de quitar la anilla. Ya me habían enseñado antes cómo usar una granada. Había una mujer llamada Teruya que era la dueña de una licorería en Shuri. Llevaba a su espalda a un niño de cuatro o cinco años. Parecía angustiada, pero siguió adelante junto a desconocidos, huyendo. Les seguí y hui a Mabuni.

Al principio, pudimos encontrar un refugio antiaéreo y escondernos allí. Sin embargo, las fuerzas japonesas vinieron y nos dijeron: “Esto es una orden. Salid de aquí”. Nos echaron, así que tuvimos que escondernos tras unas rocas. Teruya les dio dinero y consiguió que la permitieran entrar en el refugio, pero al final también fue expulsada de allí.Creo que fue el 14 o el 15 de junio cuando nos cayó metralla que había explotado en el aire. Sufrí una herida que casi me deja ciega. Una de mis amigas, llamada Miyazato, fue herida en la pierna. Había estado muy preocupada por mí, pero murió de tétanos dos días después.

El día después de que Miyazato muriese, llegó una conocida de Teruya. Nos dijo que después de hablar con la familia, habían decidido que en vez de quedarse en aquel lugar, tenían pensado abandonarlo y cruzar por el campo de batalla. Sentí que sería muy peligroso quedarme allí sola, así que que decidí irme con ellos. Con un pie herido y apoyándome en un bastón, me fui detrás de ellos, prácticamente arrastrándome. Entonces, había empezado a pensar que si iba a morir de todas maneras, quería morir en un lugar iluminado, bebiendo agua suficiente para llenarme el estómago. Tras abandonar aquel lugar, pude ver a mi alrededor gracias a la luz de las llamas. Había soldados enemigos por todas partes.

Sentí que todo había acabado. Pensando que prefería morir antes que ser capturada, busqué la granada que llevaba, pero ya no estaba. Creo que un soldado japonés me la arrebató mientras lo pasaba mal con mi herida en el ojo. Quizás no sabía lo que estaba haciendo, pero pensé en quitarme el cinturón que llevaba en la cintura y ahorcarme con él. Entonces, alguien me quitó el cinturón del cuello y me salvó. En aquel momento, sentí envidia de la gente que estaba muerta. Había cadáveres por todas partes.

Me convertí en prisionera de guerra. Como estaba herida y no podía caminar, me metieron en un camión y me llevaron a un lugar para recibir tratamiento. Todavía pensaba en morir antes que ser una prisionera y traté de saltar del camión mientras estaba en marcha. Entonces, los cordones de los zapatos que llevaba se quedaron atrapados en el camión y no pude saltar.

Muchos soldados estadounidenses vinieron y nos dieron caramelos y chocolate, pero como estaba preparada para morir, los rechacé. Entonces, pensé que yo era la única superviviente de la comunidad de Tanabaru, donde nací. Solo pensaba en morir de una manera u otra.

Después de recibir tratamiento en Gushichan, me metieron otra vez en el mismo camión. Al pasar por Hyakuna, me sorprendió que hubiese tantos prisioneros agrupados allí. Pensé que quizás podría haber algunas personas conocidas entre los prisioneros, y de hecho, había un tío que vivía en la misma comunidad. Mi tío me dijo que mi hermana mayor y otros habían sido trasladados a Hyakuna el día anterior, y todos los miembros de la familia estaban bien. Después de bajar del camión, nos dijeron que esperásemos en las tiendas asignadas, pues íbamos a ser transportados a la zona de Yanbaru al día siguiente. Pensando que no podría ver a mi hermana y al resto si me trasladaban a Yanbaru, abandoné el lugar en el que me habían dicho que esperase y me dirigí a Hyakuna. Tras unirme a mi hermana, nos fuimos a Chinen. Entonces, nuestro padre consiguió encontrarnos allí. Al parecer, le habían hecho prisionero antes que a nosotras.

La pierna herida todavía me duele, incluso ahora, cuando trabajo demasiado tiempo de pie. Así que aunque la gente dice que la guerra ha terminado, siento que la guerra no va a terminar para mí mientras viva y mientras este dolor continúe. Los médicos me recomiendan sacar la metralla de la pierna, pero yo respondo que dejaré esta metralla donde está como recuerdo, es para reírse.