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Memoria de la guerra: Cuerpo de Comunicación por Cable, Unidad Ishibe

Memoria de la guerra: Cuerpo de Comunicación por Cable, Unidad Ishibe

Nombre: Seishun Higa(36比嘉誠春)
Edad en aquel tiempo: 19 años (nacido en abril de 1925)
Estatus en aquel tiempo: Recluta (combatiente) del 3.er curso de la Escuela Prefectural de Agricultura y Bosques

[Soldados japoneses en retirada]
Oí que las fuerzas armadas estadounidenses habían desembarcado en la costa de Sobe, en Yomitan, y se dirigían hacia Kadena, dividiendo la isla principal de Okinawa en dos desde cerca de la zona de Awase. Después de aquello, los estadounidenses invadieron la isla lentamente hacia el sur. Yo estaba en la torre de vigilancia del castillo Shuri desde donde podía ver cómo las fuerzas japonesas estaban siendo aniquiladas por intensos bombardeos navales de los Estados Unidos, así que estaba muy nervioso. Como la primera línea de defensa del castillo Shuri era Kakazu, las fuerzas japonesas iban a detener a los estadounidenses allí a toda costa. La batalla de Kakazu fue como el comienzo de una guerra a gran escala para el ejército japonés. Como Urasoe estaba ubicado en el sur de Kakazu, la situación era tal que si los estadounidenses fueran a abrir brecha a través de Kakazu, las fuerzas japonesas serían totalmente aniquiladas si no lograban detenerlos en Urasoe, así que se produjo una batalla muy violenta en aquel lugar. Como éramos miembros de los cuerpos de comunicaciones, no participamos en los combates reales, pero la información de la situación del combate seguía llegando. El 27 de mayo, la vista de las fuerzas enemigas se volvió muy clara en la zona Ishimine de Shuri. Habíamos planeado evacuar a media noche del 27 de mayo, pero para ese momento, los bombardeos del ejército estadounidense se producían día y noche. Así que no pudimos partir a media noche, y aunque no recuerdo cuánto duró el retraso de nuestra partida, todo nuestro escuadrón consiguió retirarse determinando el momento exacto en el que los proyectiles dejaron de volar sobre nosotros.

Tras retirarnos a la zona de Shimajiri, todo estuvo tranquilo durante dos o tres días. Las fuerzas estadounidenses debían de pensar que, si avanzaban hacia Shuri, encontrarían resistencia por parte de los japoneses, pero cuando llegaron a Shuri, el ejército japonés ya se había ido, así que avanzaron hacia Shimajiri sin detenerse.

Cuando los japoneses disparaban un tiro, los estadounidenses devolvían unos 1000 disparos. Era difícil creer que hubiera dos o tres días de silencio. Las fuerzas japonesas estaban arrinconadas durante el día, así que atacaban durante la noche. Las tropas japonesas cargaban con bombas improvisadas que parecían traviesas de ferrocarril que explotaban tirando de una cuerda atada a las mismas, y trepaban a los tanques enemigos. Creo que el enemigo no tenía ni idea de que las tropas japonesas cargarían contra ellos con bombas a sus espaldas, así que al principio esta táctica tuvo éxito y todos estábamos contentos. Sin embargo, el enemigo no era tonto y se adaptó rápidamente.

Movieron sus tanques lentamente con los soldados de a pie siguiéndolos por detrás y quemando las zonas adyacentes con lanzallamas. Paraban y comprobaban que no hubiera hoyos de protección donde hubiera soldados japoneses escondidos, y avanzaban lentamente. Por lo tanto, no podíamos hacer nada.

La diferencia en la cantidad de recursos disponibles entre las fuerzas japonesas y las estadounidenses era obvia. La zona de Shimajiri tenía agua mineral en abundancia y los estadounidenses estaban al tanto de ello. Sabiendo que la gente venía a tomar agua por la noche, los estadounidenses atacaron a los que venían, y así murió un gran número de personas allí donde estaba el agua. Los que iban allí eran presas fáciles. Por ello, no pudimos ir a sacar agua y había una gran escasez de agua potable. A principios de junio, la infantería japonesa estaba en un estado de aniquilación total, sin soldados listos para luchar, así que hubo una reestructuración de unidades. Todos los miembros del cuerpo de comunicaciones fueron también incorporados como personal de combate y fueron dispersados.

Las seis o siete personas que pertenecían al quinto escuadrón fueron capaces de quedarse como personal del cuerpo de comunicaciones hasta el final. Yo era el único soldado de entre ellos que era menor de edad. El resto de los miembros del cuerpo se incorporaron como personal combatiente y murieron en la guerra, así que creo que tuve suerte. Aunque los seis o siete de nosotros nos pudimos quedar como miembros del cuerpo de comunicaciones; no pudimos, en cambio, establecer ni una sola línea de comunicación en medio del intenso fuego de los proyectiles estadounidenses. Así que, aunque teníamos equipamiento, era inútil. Justo en aquellos momentos, la resistencia organizada cesó. Después de aquello, huimos de un refugio antiaéreo en Yamashiro donde habíamos estado escondidos, y quedamos como remanentes de un ejército derrotado.