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Unirse a la milicia popular

Unirse a la milicia popular

Nombre: Chotoku Yoshihama (07吉浜朝徳)
Fecha de nacimiento: 10 de noviembre de 1927
Lugar de nacimiento: Pueblo de Kadena
Edad en aquel tiempo: 18 años, en la milicia popular

■ Entrenamiento para la guerra de guerrillas
Me uní a la milicia popular (Gokyoutai) el 1 de marzo de 1945. Me alisté en la escuela pública de enseñanza primaria en Atsuta, en el pueblo de Onna.
La instrucción fue muy dura.
Nos levantábamos a las cinco de la mañana, y como no teníamos duchas, corríamos hasta el río que fluía a través del pueblecito y nos lavábamos la cara allí. Nos levantábamos a las cinco de la mañana, corríamos hasta el río, regresábamos cantando alguna canción de guerra y desayunábamos.
Nada más terminar de desayunar se pasaba revista. Una vez que terminaba la revisión, era el momento del entrenamiento especial.
Estábamos en una unidad de guerrilla, así que teníamos varios tipos de entrenamientos acordes. Nos entrenaron, por ejemplo, para infiltraciones y acciones encubiertas, el tipo de cosas para las que incluso los soldados comunes no estaban entrenados. La instrucción también incluía la manipulación de explosivos. Más concretamente, nos enseñaban a caminar sin hacer ruido y a colarnos en un campamento enemigo.
El entrenamiento con explosivos incluía caminar mientras llevábamos pólvora a la espalda que pesaba diez kilos. Hacíamos ese entrenamiento en el mar; en la costa durante la marea baja, pero no había teoría ni escritos para ser estudiados, así que íbamos directamente a la formación práctica. Como consecuencia, había algunas situaciones en las que los explosivos explotaban mientras entrenábamos. A veces, no manejábamos bien la pólvora. Hubo gente que murió durante este entrenamiento.

■ Partiendo hacia la guerra de guerrillas
Tras finalizar la instrucción, nos enviaron a infiltrarnos y colocar explosivos en una guarnición en la entrada de Onnamo, en el pueblo de Onna, donde había tanques y camiones para las tropas estadounidenses.
Otro día, nos enviaron a introducirnos en los barracones de las fuerzas armadas de los EE.UU. en la Escuela Pública de Enseñanza Primaria de Onna y colocar explosivos, pero para cuando llegamos allí, los soldados estadounidenses ya se habían marchado. En estas situaciones, nuestra misión finalizaba en fracaso, pero fueron parte de lo que vivimos.

■ Muerte de un camarada
Los recuerdos más vívidos que tengo son acerca de mis camaradas. Hablaba con ellos por la mañana antes de que salieran a alguna misión y cuando regresaban, estaban llenos de sangre, se desmayaban y se quedan fríos allí mismo donde habían caído. Me encontré con este tipo de situaciones muchas veces y son recuerdos que no puedo olvidar. Todavía recuerdo los nombres de todos ellos.
Por ejemplo, Chotoku Ogimi (大宜見長徳) del pueblo de Ogimi era un gran amigo mío. Cuando murió, me sentí realmente desolado. Incluso ahora puedo recordarlo.

■ Comandante graduado de la Escuela de Nakano
Un oficial que se había graduado en la Escuela de Nakano, fue mi comandante.
El comandante del batallón era un capitán que respondía al nombre de “Hishashi Iwanami”. El comandante de la compañía se llamaba “Tomomichi Hata” y era primer teniente. La mayoría de los comandantes de pelotón y los de rangos inferiores eran de la Prefectura de Okinawa.
Nos entrenaron para obedecer las órdenes de nuestros oficiales superiores, así que solo escuchábamos lo que nuestros comandantes superiores nos decían. Cuando el combate real empezaba y empezábamos a dispararnos, no podíamos escuchar otra cosa que las órdenes emitidas por nuestros oficiales superiores.
Lo que jamás olvidaré mientras viva es las batallas ofensivas y defensivas que tuvimos en el monte Sankakuyama, cerca del monte Onnadake. Mis compañeros de armas, incluyendo el comandante del pelotón, cayeron uno tras otro y resultó ser una batalla de desgaste.
Perdí a un compañero de armas allí, uno que había estado conmigo desde la escuela primaria hasta que nos convertimos en soldados. Le habían herido en el pecho.

Hubo batallas activas, ofensivas y defensivas, hasta comienzos del mes de mayo. Desde entonces, nos dedicamos a atacar los campamentos enemigos durante la noche, como en la guerra de guerrillas. Nos retiramos de nuestro campamento durante la segunda mitad del mes de junio. Nos habíamos quedado sin comida y sin munición, así que decidimos abandonar el campamento y retirarnos al pueblo de Higashi.
La unidad fue disuelta en el pueblo de Higashi. Al principio, había unos 370 individuos participando, pero creo que hacia el final solo quedamos unos 200.
(Como nuestras comunicaciones habían quedado cortadas, no supimos nada del suicidio del Comandante Ushijima ocurrido el 23 de junio en Mabuni.) No podíamos comunicarnos de ninguna manera con la gente de Shimajiri, así que no teníamos ni idea de cuál era la situación de la guerra. La rendición de Japón el 15 de agosto nos llegó solo porque se habían tirado papeletas desde los aviones. Alguien agarró una y la trajo. El comandante la leyó y tomó una decisión. Dijo: “Este grupo se va a rendir. Nosotros haremos lo que tengamos que hacer como oficiales japoneses que somos, pero vosotros debéis rendiros”. Así que bajamos del monte.

■ Continuamos con la guerra de guerrillas hasta septiembre, sin saber que los comandantes se habían suicidado.
Al final, solo quedábamos cuatro, os comandantes y un soldado de Nakagami.
Después de la disolución de la unidad, nos escondimos en una cabaña en el monte y finalmente nos rendimos y fuimos al campamento de prisioneros en septiembre.

■ Tres juicios por parte del ejército de los EE.UU. en un solo día
Bajé del monte con la intención de rendirme, pero al principio, todavía me preguntaba qué hacer. Me colaba por los techos de las casas y hacía todo tipo de cosas. Una noche, cuatro de nosotros nos sentamos en la ribera de un río cerca de Taira, en el pueblo de Haneji. El reflejo de la luz de la luna sobre la superficie del río en aquella noche nublada creaba una vista magnífica.
De repente, no supe de dónde venían, pero algunos soldados estadounidenses vinieron y nos apuntaron con sus armas en la espalda. Nos arrestaron en el sitio, nos llevaron a un campo de prisioneros y nos tiraron en una celda (una de aislamiento) donde se celebraban los juicios, tres en un solo día. Éramos soldados y parte de las tropas estacionadas en el monte Onnadake, así que nos juzgaron tres veces en un día.
Al final, nos dejaron marchar porque éramos miembros de un "cuerpo de estudiantes".