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Nuestro viaje de repatriación desde Manchuria

“Nuestro viaje de repatriación desde Manchuria”

Nombre: Shoei Sunagawa (12砂川昌栄)
Fecha de nacimiento: 1 de febrero de 1924
Estatus en aquel tiempo: miembro de 18 años del Cuerpo de Voluntarios de la Juventud Japonesa en Manchuria

Nuestra compañía estaba subdividida en siete pelotones. Cada pelotón tenía asignada una casa. Era un pequeño centro de entrenamiento y nuestra instrucción duraría solo un año. Tras este entrenamiento, nos desplazamos a un centro de instrucción grande en un lugar llamado Boli. Estuve en Boli hasta que completé los tres años de formación con el Cuerpo de Voluntarios.

Una vez terminados los tres años de instrucción en el Cuerpo de Voluntarios, el siguiente paso fue el Grupo de Pioneros, que estaba compuesto por aquellos que habían completado los tres años de entrenamiento con el Cuerpo de Voluntarios y con grupos ordinarios de pioneros. Estos grupos ordinarios de pioneros estaban compuestos por parejas con hijos que, por su propia voluntad, formaban grupos de pioneros para formar un tipo de grupo de emigrantes. El nuestro era diferente. Los miembros del Cuerpo de Voluntarios estaban en un intervalo de edad de entre los 15 y los 18 años, y tras tres años de entrenamiento, se convertían en adultos. Una vez alcanzada esa etapa, nos permitían trabajar en los Grupos de Pioneros. Las personas del Cuerpo de Voluntarios formaron de esta manera los Grupos de Pioneros.

Cuando la guerra terminó, nos desarmaron el día 15 y nos obligaron a retirarnos el día 16. Todos regresamos a los cuarteles de nuestro Gurpo de Pioneros. Cuando regresamos, los soviéticos habían tomado todo el control. Nos reunieron silenciosamente y nos encerraron en un campo de prisioneros. Pasamos allí un tiempo, pero entonces nos subieron en vagones de carga. No solo subieron en vagones de carga a gente de nuestro campo, sino también a personas de otros campos de prisioneros. No tenía ni idea de dónde estábamos. Las puertas de los vagones de carga estaban bloqueadas. Cuando los vagones se detuvieron, nos bajamos para ir al servicio. Solo nos dieron cinco minutos. No podíamos ver lo que había afuera, excepto cuando salíamos para ir al servicio. Cuando llegamos a nuestro destino, estábamos en la región más septentrional de Manchuria, llamada Heihe. Estuvimos solo en septiembre, pero allí donde estábamos ya hacía mucho frío, ya que estábamos justo al lado de Rusia.

Al contrario que Harbin o Hsinking, las casas más grandes, que solían pertenecer a los japoneses, fueron asignadas a los refugiados en Heihe, y las casas se clasificaban en bloques. Veinte personas fueron asignadas a cada casa. Había también comida, pero no en cantidades suficientes. La gente moría por doquier debido a la malnutrición o por la epidemia de tifus. No había nada que pudiésemos hacer. Éramos simplemente personas de una nación derrotada.

La gente del Cuartel General de Domicilio Temporal proporcionó ayuda, pero aún así, mucha gente murió. Estaban afectados por la epidemia de tifus y la malnutrición. Nuestro bloque estaba en medio de Mukden. En aquella época, había allí un templo. Un gran agujero había sido excavado en el jardín del templo. Todos los cadáveres se enterraron en aquel hoyo. Probablemente, es más preciso decir que fueron arrojados allí, en vez de enterrados. En marzo y en abril, la nieve y el hielo empezaron a derretirse, y los cadáveres empezaron a pudrirse. Reunieron a los jóvenes allí y se les ordenó “Trasladar todos los miles de cadáveres fuera del pueblo”. Solo los jóvenes como nosotros seguíamos siendo capaces de movernos. Cavábamos un hoyo todos los días, amarrábamos los cadáveres con cuerdas y los elevábamos sobre el terreno antes de apilar unos 50 cuerpos cada vez en un carro tirado por caballos y los transportábamos fuera de la ciudad de Mukden. Los abandonábamos en las montañas a las afueras de Mukden.