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Mi experiencia con el 4.º Cuerpo del Ejército de Taiwán

Mi experiencia con el 4.º Cuerpo del Ejército de Taiwán

Nombre: Asatoshi Kamida (05嘉味田朝俊)
Edad en aquel tiempo: 18 años (nacido en diciembre de 1926).
Estatus en aquel tiempo: Reclutado para el Cuerpo del Ejército de Taiwán (Ejército Taiwanés de Japón)

[Apuñalar gente como entrenamiento]
El entrenamiento era muy duro. Era el día en que casi habíamos terminado con la instrucción para los candidatos a oficiales de la milicia. Nos ordenaron formar una fila. No teníamos ni idea de lo que debíamos hacer, pero vimos a un tipo enorme que era más grande que yo, quizás un indonesio, y también a una mujer pequeña; y ambos tenían las manos atadas de manera que los mantenía juntos. Nos hicieron formar una fila frente a ellos. Mientras pensaba qué iba a ocurrir, el oficial superior dijo: “Haced lo que se os ha enseñado en el entrenamiento con la bayoneta.” Me quedé de piedra, pensando que no podía ser. Era una mujer muy guapa, quizás de unos treinta y tantos años. El hombre también era joven y pensé para mí: “¿Por qué estamos haciendo esto?” Mientras tenía estos pensamientos, mi nombre sonó en primer lugar; sin embargo, me preguntaba qué se suponía que debía hacer. Se me ordenó que primero acuchillase al hombre con la bayoneta. Aunque estaba temblando, se me ordenó “cargar”, pero como seguí temblequeando, me golpearon en la cabeza y empecé a correr. La imagen de la instrucción con la bayoneta no me venía a la mente. Rasgué su estómago pero debía de tener mucha fuerza de reserva porque mantuvo la bayoneta y no la dejó ir. La saqué con todas mis fuerzas y regresé a mi posición, pero me ordenaron: “Hazlo otra vez”. Corrí pero esta vez no estuve seguro de si lo había alcanzado. Después de aquello, no pude dormir durante varias noches. El hombre miraba a su mujer y a nosotros. La sangre también brotaba de él. Era la primera vez que había hecho algo así, y cuando vi a aquella pareja me recordó a mis padres, en casa, porque tenían más o menos la misma edad y lo sentí por ellos. No pude dormir siquiera cuando regresé a casa. Recuerdo lo que ocurrió aquel día, cómo hice lo que hice mientras temblaba y desde entonces odio profundamente la guerra. Cuando recuerdo aquel tiempo, no recuerdo cuántos soldados los acuchillaron, pero lo hicieron hasta que la sangre chorreaba. Se cavó un hoyo para los muertos, pero no pude darme la vuelta y mirar después de que yo lo acuchillara. Todavía me sigo preguntando por qué aquella gente tuvo que sufrir ese destino aquel día.