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Los niños huimos solos, dejando atrás los cuerpos calcinados de nuestros padres – Jóvenes, id a las elecciones –

Los niños huimos solos, dejando atrás los cuerpos calcinados de nuestros padres
- Jóvenes, id a las elecciones –

Testigo: Sachiko Nishihira(16西平幸子)
Fecha de nacimiento: 27 de octubre de 1933
Lugar de nacimiento: Nishihara
Edad y ocupación en aquel tiempo: 11 años, escuela nacional
Entrevistadores: hija y nieto

■ Hacia el sur de Okinawa desde Nishihara, en el área central de la isla principal de Okinawa después del desembarco de las tropas estadounidenses; pérdida de mis padres y hermanos en Maehara, ciudad de Itoman, debido a los bombardeos

Entrevistador: ¿Qué hacía cuando las tropas estadounidenses desembarcaron?
Testigo: Las tropas estadounidenses desembarcaron, así que todos estábamos escondidos en una tumba. Cuando los estadounidenses llegaron cerca de Nishihara, todos huimos hacia Shimajiri.
Entrevistador: ¿Qué ruta tomaron usted y los otros para huir hacia Shimajiri?
Testigo: Fuimos a Haebaru desde Nishihara, y todo el mundo murió en un lugar llamado Maehara. Allí, un maestro llamado Koki Chinen, que me había dado clase cuando estaba en cuarto y quinto curso, nos recomendó que mejor que quedarnos en un sitio, los miembros de la familia debían moverse por separado. Explicó que, haciéndolo así, alguien de la familia podría sobrevivir. Justo en aquel momento me encontré con este maestro, se había convertido en soldado, así que estaba muy sorprendida. Escuchamos el consejo de este maestro cuando nos lo encontramos, así que mi madre no estaba en el mismo sitio en el que estábamos mi hermana pequeña y yo. Un bomba incendiaria cayó directamente sobre mi madre y mi otra hermana menor, incinerándolas ipso facto, así que solo sobrevivimos nosotras. Había estado llevando un bebé a la espalda y aunque el bebé estaba vivo al principio, no sabía que había muerto mientras lo llevaba.
Mientras seguía caminando, algunos adultos me dijeron que soltara al bebé porque estaba muerto… Esto ocurrió en Shimajiri.
Entrevistador: Justo delante de usted, su madre y…
Testigo: Sí, mi hermana menor también.
Entrevistador: ¿Una hermana menor también?
Testigo: No sé cómo pero mi hermano menor, aunque se había chamuscado el pelo, salió vivo de allí.

■ Familiares quemados; sobreviviendo con mi hermano y mi hermana pequeña, huimos solos; no hubo nadie de entre la gente y los soldados que nos dejara entrar en los refugios antiaéreos.
Testigo: Mucha gente murió allí. Tíos y tías… Después, caminamos tras los adultos y fuimos hasta Mabuni.
Entrevistador: ¿Usted y la tía Sadako?
Testigo: Sí, también con mi hermano menor.
Testigo: Yo llevaba a uno a la espalda. Solo podía oír disparos, así que no podía notar que el niño a mi espalda estaba muerto. Cuando tratamos de entrar en los refugios antiaéreos estaban todos ocupados por otras personas, y nos sacaron de allí. Incluso nos sacaron de allí los soldados. Decían que los niños lloran y si eso ocurría, el enemigo los descubriría. Así que cuando la guerra empieza, todo el mundo se vuelve malvado. Los seres humanos no pueden seguir siéndolo. Solo piensan en salvarse a sí mismos. Si lo pienso ahora, solo porque el bebé lloraba, incluso aunque fuese un niño tan pequeño, se me impidió la entrada. Estaba bajo un árbol, llevando al bebé a la espalda…, mientras huíamos…, cuando fui a donde estaban todos. Es así. Las guerras son horribles.

■ Para sobrevivir, observé e imité lo que hacían los adultos…
Entrevistador: ¿Iba de refugio en refugio todo el rato?
Testigo: Sí, aunque solo caminábamos. Sin embargo, ninguno de los refugios acogía a niños como nosotros con bebés a la espalda. Para entonces, la gente solo pensaba en salvarse a sí misma. Ya no había adultos que intentasen ayudarnos.
Entrevistador: ¿Qué hicieron con la comida entonces?
Testigo: Solo teníamos caña de azúcar. Mi hermana menor cogió algunos restos de caña de azúcar y chupó el jugo apretándolas. Entonces, en ese momento, nos hicieron prisioneros de guerra, y mi hermano menor estaba a punto de morir. ¿Cómo le salvé? Bueno, observé lo que hacían los adultos, así que envié a mi hermana pequeña a cazar ranas, buscar un casco, cocerlas en él y darle la sopa a mi hermano. El estómago de mi hermano estaba hinchado, sus pulmones habían dejado de respirar y estaba a punto de que no hubiera nada que hacer por él.
Entrevistador: ¿Hasta ese punto estaba débil?
Testigo: Sí, y como había estado viendo lo que hacían los adultos y cómo hacían esas cosas, les imité y di de beber la sopa a mi hermano menor, así que en dos o tres días, fue capaz de abrir los ojos. Así fue. Nadie te decía cómo había que hacerlo. Creo que lo hice bastante bien para ser una niña de 11 años que sobrevivió.
Cuando nos convertimos en prisioneros de guerra, no teníamos casa, así que nosotros tres dormíamos bajo una higuera de Bengala. Mientras estuvimos bajo el árbol nos preguntaron si éramos los hijos de Hokama-san, y nos ayudaron. Nuestro padre había ayudado a otras personas, así que por ello también nos ayudaron. Por eso quiero decir francamente que es cosa de los hombres y no de Dios. Creo que cuando te conviertes en madre o padre, si tienes buenas relaciones con otras personas, quizás no te ocurran cosas buenas a ti, pero sí que beneficiará a tus hijos y nietos. Si mis padres hubiesen sido malas personas, probablemente nos habrían ignorado, pero cuando nos encontramos con aquellos que conocían a nuestros padres, nos ayudaron diciéndonos: “Oh, así que sois los hijos de Hokama-san”. Había una roca y pusieron paja sobre la misma para resguardarnos del viento y la lluvia, y para crear un espacio para nosotros, que habíamos estado durmiendo bajo una higuera de Bengala. La guerra es horrible.

■ La tragedia de la guerra para los niños
Entrevistador: Cuando lo recuerda, ¿qué piensa de haber sobrevivido a la guerra?
Testigo: Lo siento mucho sobre todo por mi hermano menor. Perdimos a nuestros padres cuando tenía solo seis años y apenas tuvo tiempo de conocerlos. Incluso ahora, lo siento mucho por todos aquellos que eran como él. Yo conocí a mis padres hasta cierto punto, así que siempre siento mucha tristeza por los niños que perdieron a sus padres cuando eran tan pequeños.

■ Lo que quiero transmitir a las generaciones que no saben lo que es la guerra
Entrevistador: Para establecer la paz, ¿qué cree que es necesario?

Testigo: Los okinawenses solo ponen sanshin en sus tokonoma (hornacina). En Yamato (en Japón continental), tienen espadas ¿no? Los okinawenses tenemos el sanshin. Solo tenemos que decir que los okinawenses no llevamos ningún tipo de arma.

A nivel individual o a nivel nacional o lo que sea, luchas por juguetes ¿no? ¿No crees que no habría ninguna lucha si alguien simplemente dijera: “Venga, para ti”. En ese caso, si los países hablasen para cederse unos a otros, no habría guerras, pero como luchan por las cosas, las guerras ocurren.

Entrevistador: ¿Hay algo en particular que quiera que debamos seguir transmitiendo a nuestros hijos y nietos?

Testigo: Las guerras pueden terminarse si solo decimos que no haremos la guerra, pero una guerra ocurrirá simplemente porque un ministro ponga un sello. Debes escoger a ministros que no hagan la guerra. ¿Por qué los jóvenes no participan activamente y votan en las elecciones?

Quiero decir a los jóvenes de hoy en día: “Id a las elecciones”. Los jóvenes no participan en absoluto. Si Japón adopta el militarismo, recibirás inmediatamente una carta para anunciarte tu reclutamiento para el ejército, tanto si te gusta como si no.