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La lamentable muerte de mi hermano menor

La lamentable muerte de mi hermano menor

Nombre: Shoichi Moriyama(15森山紹一)
Edad en aquel tiempo: 19 años (nacido en enero de 1925)
Estatus en aquel tiempo: empleado en Nanyo Kohatsu

[Dejar de vivir en Okinawa]
En aquel tiempo, la gente que iba a las Islas del Mar del Sur incluía a aquellos que eran atraídos por sus familiares y a aquellos que eran contratados por empresas para establecerse allí. Partí de Naha con unas 20 personas incluyendo a Sakihama-san, que era de Motobu, y fuimos a Saipán desde Yokohama, a través de Moji. En aquella época, la gente podía comer arroz cocido solamente 2 veces al año en Okinawa, durante la festividad de Obon y el Año Nuevo. Las batatas eran el alimento básico, y aunque teníamos verduras y pescados, no había carne; y yo nunca había comido huevos de gallina. La carne era así de valiosa. En aquellos días, cuando la gente mataba un cerdo durante el Año Nuevo, convertían la carne en suchika (cerdo salado), lo guardaban cuidadosamente y lo comían poco a poco. La carne y la grasa eran necesidades, pero escaseaban, así que mucha gente estaba tan delgada como los habitantes de los países en vías de desarrollo. Mientras llevábamos esa vida tan dura, mi padre se trasladó a Saipán primero solo y aparentemente tenía la intención de que el resto de la familia le siguiese, porque las condiciones de vida eran buenas allí. Mi padre nos pidió que esperásemos en Okinawa durante un año mientras tanto. Nos envió inmediatamente 10 yenes. Esa cantidad vale hoy en día alrededor de un millón de yenes, lo suficiente para que nuestra familia se mantuviese durante tres meses.

[Un infierno en vida]
Se escuchó un estruendo de una explosión y una nube de polvo se elevó en el aire al mismo tiempo. Perdí la audición temporalmente con el ruido, y parecía que mis tímpanos se habían roto. Al mirar rápidamente hacia allí, vi a mi hermano menor llorando. Era un bebé y sus tímpanos habían reventado. Cerca de allí, el hijo de un vecino sangraba tanto que no tenía fuerzas ni para llorar, ya que un trozo de metralla de una bomba le había destrozado el brazo. La madre del niño estaba fuera de sí mientras abrazaba al niño. En estas circunstancias, todo a nuestro alrededor estaba en conmoción. Mi hermano mayor había sido hecho pedazos por el bombardeo, su torso seccionado y colgando de las ramas de un árbol. Temblé ante aquella visión. Había cadáveres tirados alrededor y, esparcidos por todas partes, había cadáveres hinchados de aquellos que habían muerto antes del bombardeo.
Como mi hermano pequeño estaba llorando, fui a buscar agua, pensando que si solo tuviéramos agua… Después de caminar un rato, vi un árbol enorme que había caído y a una chica atrapada debajo. Mientras la chica gemía y se debatía entre la vida y la muerte, me preocupaba “si la chica sobreviviría”. Unos soldados pasaron por allí y gritaron: “No hagas llorar a los niños”.
En aquel momento, las balas pasaban volando si alzabas la voz, y si encendías una luz, te veías bajo un gran ataque. Así que se suponía que no podías hablar en absoluto; así era en aquel entonces. De hecho, mi madre no tuvo otra opción que ahogar a mi hermano pequeño hasta la muerte. Vi a mi familiar más próximo morir de aquella manera.

[La lamentable pérdida de mi hermano menor]
En aquel tiempo, se reclutaban voluntarios para los cuerpos de construcción y mi hermano menor y otros se unieron ellos voluntariamente. Mi hermano menor fue entrenado en Saipán. Lo asignaron a Tinian, a un aeródromo que allí había. Después de que las tropas estadounidenses desembarcaran, mi hermano menor nos visitó y nos dijo: “He sido finalmente liberado”. Le envié de vuelta diciendo: “¿Por qué has regresado? Yo cuidaré de la familia, así que tú vete y sirve a tu país”. Ahora es demasiado tarde para arrepentirse de lo que hice. Esa fue la última vez que vi a mi hermano menor.