La dura experiencia de la Guerra y el milagroso reencuentro con mi madre
「La dura experiencia de la Guerra y el milagroso reencuentro con mi madre」
Nombre : Hosei Nako
Edad : 80 años
Lugar de Nacimiento : Era Shuri Ciudad de Naha Prefectura de Okinawa
La guerra empezó en Abril, cuando estaba en el segundo año del colegio estatal. Entrenábamos pinchando los muñecos de paja con las bayonetas y apagando fuegos con los baldes con agua. Aún no teníamos idea de lo que sería la guerra. Lo que más temíamos eran a los profesores y a los policías.
En eso llegaron aviones como el Grummen y el Cachis del ejército americano, lanzaron muchas bombas, bon, bon, bon, quedando la ciudad hecha un mar de llamas. Asi que escapamos de cueva en cueva para refugiarnos del ataque antiaéreo.
Eramos una gran familia de 13, y como no cavíamos en una sola , nos refugiamos en dos cuevas.
Nos escondimos en una tumba que quedaba en una pendiente. Era la temporada de lluvias. Nos escondimos en la parte superior e inferior de una tumba. La parte inferior estaba llena de agua por las lluvias pero la superior estaba seca ya que el agua corría hacía abajo.
Mi hermano menor, mi abuelo y mi tía se escondieron en la tumba superior cuando de pronto las tropas americanas lanzaron dos granadas de mano y los tres murieron al instante, con las vísceras y los huesos hechos pedazos los cuales salieron volando.
Lanzaron al igual granadas en la tumba inferior donde estábamos escondidos, pero gracias al agua acumulada, las granadas no llegaron a explosionar.
Cuando lanzaron las granadas en las tumbas, mi padre y yo salímos de inmediato de allí dejando a mi madre que estaba herida. Al escapar agarrados de la mano con mi padre por las plantaciones de caña de azucar, me dispararon con una carabina. Estaba herido y con la garganta seca, y le dije a mi padre [quiero tomar agua] y él me dijo [voy a conseguir agua] pero nunca regresó. Luego escuché que mi padre habia muerto quemado por un lanzallamas.
Esta es una cicatriz de cuando recibí el disparo de un mortero. La caravina me atravesó desde el pecho hasta la espalda. La herida estaba podrida y agusanada. Era un dolor extraño. Como que el pedazo de la bala ardiente penetraba y de ahí brotaban los gusanos.
Era tanto el dolor que me desmayé, y cuando desperté, todo a mi alrededor brillaba y pensé [ todavia estoy vivo!] y nuevamente sentí sed. Pensé en tomar mi propia orina, pero ni siquiera me salía, por lo que me desmallé nuevamente.
Medio inconciente, vi que 4 a 5 soldados americanos se acercaron y me patearon. Al darse cuenta que todavia estaba vivo, me subieron a una camilla, me trasladaron a las instalaciones del ejército americano y me curaron. En el hospital del campo nos daban comidas enlatadas de la misma ración del ejército americano. Pero como nos habían inculcado que lo que nos daban los soldados americanos contenía veneno, pues no lo comíamos. Entonces los soldados americanos nos decían [está bien, está bien]. Comían ellos primero para mostrarnos que no contenía veneno. Así pudimos comer tranquilos.
El hospital de las tropas americans quedaba en la entrada del actual Centro de Convenciones de la ciudad de Ginowan. Allí me curaron. Luego me trasladaron al campo de refugiados de Goya en la ciudad de Okinawa y de allí al orfanato de Koza en Kamara en la ciudad de Okinawa. Diariamente llegaban niños al orfanato ya que aún continuaban las batallas en el sur. Yo tenía 9 años en ese entonces y era el mayor de todos.
Frente del orfanato estaba la escuela primaria Murokawa
en donde hicimos un festival deportivo y yo gané el primer puesto en las carreras. Por casualidad, uno de los vecinos de mi casa de Shuri estaba mirando la carrera y me reconoció. Me subieron a un jeep del ejército americano y me mandaron a Guinoza. Alli me encontré con mi madre a la que habia dejado dentro la tumba y pensaba que ya había muerto. En vez de alegrarme pensé que estaba soñando. No tenía palabras para expresar la alegría.
(Reflexionando de la guerra)
No quiero experimentar nunca más una guerra. Prefiero morir antes de pasar por la misma experiencia.
Nombre : Hosei Nako
Edad : 80 años
Lugar de Nacimiento : Era Shuri Ciudad de Naha Prefectura de Okinawa
La guerra empezó en Abril, cuando estaba en el segundo año del colegio estatal. Entrenábamos pinchando los muñecos de paja con las bayonetas y apagando fuegos con los baldes con agua. Aún no teníamos idea de lo que sería la guerra. Lo que más temíamos eran a los profesores y a los policías.
En eso llegaron aviones como el Grummen y el Cachis del ejército americano, lanzaron muchas bombas, bon, bon, bon, quedando la ciudad hecha un mar de llamas. Asi que escapamos de cueva en cueva para refugiarnos del ataque antiaéreo.
Eramos una gran familia de 13, y como no cavíamos en una sola , nos refugiamos en dos cuevas.
Nos escondimos en una tumba que quedaba en una pendiente. Era la temporada de lluvias. Nos escondimos en la parte superior e inferior de una tumba. La parte inferior estaba llena de agua por las lluvias pero la superior estaba seca ya que el agua corría hacía abajo.
Mi hermano menor, mi abuelo y mi tía se escondieron en la tumba superior cuando de pronto las tropas americanas lanzaron dos granadas de mano y los tres murieron al instante, con las vísceras y los huesos hechos pedazos los cuales salieron volando.
Lanzaron al igual granadas en la tumba inferior donde estábamos escondidos, pero gracias al agua acumulada, las granadas no llegaron a explosionar.
Cuando lanzaron las granadas en las tumbas, mi padre y yo salímos de inmediato de allí dejando a mi madre que estaba herida. Al escapar agarrados de la mano con mi padre por las plantaciones de caña de azucar, me dispararon con una carabina. Estaba herido y con la garganta seca, y le dije a mi padre [quiero tomar agua] y él me dijo [voy a conseguir agua] pero nunca regresó. Luego escuché que mi padre habia muerto quemado por un lanzallamas.
Esta es una cicatriz de cuando recibí el disparo de un mortero. La caravina me atravesó desde el pecho hasta la espalda. La herida estaba podrida y agusanada. Era un dolor extraño. Como que el pedazo de la bala ardiente penetraba y de ahí brotaban los gusanos.
Era tanto el dolor que me desmayé, y cuando desperté, todo a mi alrededor brillaba y pensé [ todavia estoy vivo!] y nuevamente sentí sed. Pensé en tomar mi propia orina, pero ni siquiera me salía, por lo que me desmallé nuevamente.
Medio inconciente, vi que 4 a 5 soldados americanos se acercaron y me patearon. Al darse cuenta que todavia estaba vivo, me subieron a una camilla, me trasladaron a las instalaciones del ejército americano y me curaron. En el hospital del campo nos daban comidas enlatadas de la misma ración del ejército americano. Pero como nos habían inculcado que lo que nos daban los soldados americanos contenía veneno, pues no lo comíamos. Entonces los soldados americanos nos decían [está bien, está bien]. Comían ellos primero para mostrarnos que no contenía veneno. Así pudimos comer tranquilos.
El hospital de las tropas americans quedaba en la entrada del actual Centro de Convenciones de la ciudad de Ginowan. Allí me curaron. Luego me trasladaron al campo de refugiados de Goya en la ciudad de Okinawa y de allí al orfanato de Koza en Kamara en la ciudad de Okinawa. Diariamente llegaban niños al orfanato ya que aún continuaban las batallas en el sur. Yo tenía 9 años en ese entonces y era el mayor de todos.
Frente del orfanato estaba la escuela primaria Murokawa
en donde hicimos un festival deportivo y yo gané el primer puesto en las carreras. Por casualidad, uno de los vecinos de mi casa de Shuri estaba mirando la carrera y me reconoció. Me subieron a un jeep del ejército americano y me mandaron a Guinoza. Alli me encontré con mi madre a la que habia dejado dentro la tumba y pensaba que ya había muerto. En vez de alegrarme pensé que estaba soñando. No tenía palabras para expresar la alegría.
(Reflexionando de la guerra)
No quiero experimentar nunca más una guerra. Prefiero morir antes de pasar por la misma experiencia.