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Cicatrices que permanecen en mi cuerpo

“Cicatrices que permanecen en mi cuerpo”

Toroku Oshiro(33大城藤六)
Fecha de nacimiento: 15 de agosto de 1931
En aquel tiempo: estudiante de 14 años de la escuela pública

○ Muerte de familiares
Mi padre murió por fuego de mortero el 20 de mayo mientras llevaba a un soldado herido en una camilla en un lugar llamado bosque de Untama-mori. Después de la guerra, visité el lugar donde mi padre fue enterrado –un agujero hecho por bombardeos navales- por sus camaradas soldados y recogí sus restos.
Mi abuela murió en un refugio antiaéreo donde había entre 27 y 28 miembros de mi familia. La mitad de ellos murieron en ese refugio. Dos hermanos menores sobrevivieron y regresaron desde allí, y aunque intentamos buscar un lugar para escondernos, todos los sitios buenos para esconderse estaban ya tomados por los soldados, así que construimos un pequeño hueco en un lugar de nuestra casa utilizando 3 ramas y tierra como cubierta, y nos apiñamos allí. Sin embargo, uno de los hermanos se hirió en el codo cuando salió del escondrijo para beber agua. Desarrolló tétanos como resultado de la herida y murió a bordo de un barco después de que nos hicieran prisioneros de guerra y nos reubicaran a Kunigami. Le enterramos en Ginoza, pero (después de la guerra), no pude recoger sus restos porque no conseguí encontrar el lugar donde le enterramos.
El niño más joven, que tenía unos 8 meses nunca fue herido, pero debido a la inhalación de humo de las bombas de humo de fósforo amarillo, nos informaron de que el niño murió inmediatamente después de tomar la medicina que le proporcionaron en Hyakuna.

○ Primera experiencia de un bombardeo naval
Por la noche, fuimos a enterrar batatas cuando los aviones ya se habían ido, pero las bombas cayeron en nuestros campos y estábamos cubiertos por un montón de tierra. Después de eso, no recuerdo cómo huimos, pero sí recuerdo esconderme cubriéndome con matas de batata y rodando sobre ellas. Los sonidos de las explosiones ensordecieron mis oídos y no pude oír durante unos dos días. Esa fue mi primera experiencia de un bombardeo naval.
Después de eso, mi padre murió el día 20 de mayo.

○ Herido por proyectiles
Alrededor de principios de junio, nos trasladamos para escondernos en una tumba. Diez días después, unos proyectiles cayeron allí haciendo explotar completamente piedras que habían sido apiladas, y la gente que estaba en la parte trasera, donde la estructura era más débil, murió; pero nuestra familia sobrevivió gracias a que estábamos en la parte delantera, donde la estructura era más resistente. Sin embargo, me disloqué la mano izquierda y sufrí quemaduras en los pies.
Uno de los chicos de mi familia fue herido en el estómago y cuando le dimos de beber agua, el agua salió por otra parte de su cuerpo que estaba herida. La herida no parecía ser muy profunda, pero sus intestinos estaban saliéndose, así que presionamos los intestinos con una gasa para mantenerlos en su sitio. No obstante, cuando se movía un poco, los intestinos se salían. Entonces, dejamos la tumba y huimos por separado.
Después de aquello, entramos en otra tumba que utilizaban los soldados. Trataron nuestras heridas y nos dieron agua, pero nos dijeron que saliéramos de allí, así que tuvimos que marcharnos aunque estábamos en pleno día.

○ Nos hicieron prisioneros de guerra
Hacia el 19 de junio, soldados estadounidenses se acercaban por la parte trasera del distrito de Maehira. Desde aquellos días ya anunciaban: “Salid. Civiles, salid con las ropas quitadas”. Durante unos cinco o seis días, radiaban esos mensajes cada día diciéndonos: “salid a tales y tales horas”. Los primeros en salir fueron unos cuatro o cinco porteadores militares coreanos. El subdirector de nuestra escuela de primaria salió después, ya que estaba herido y no teníamos comida. Nosotros también salimos, desnudos de cintura para arriba y llevando solo unos pantalones cortos. Nos reunieron a todos en un campo hacia la parte de atrás de nuestra aldea. Había algunos soldados estadounidenses y unos 20 ó 30 aldeanos reunidos allí.
La gente fue dividida entre soldados japoneses y civiles como nosotros, y se llevaron primero a los soldados. Los estadounidenses nos dieron comida en lata y agua, pero ninguno de nosotros se atrevió a tomar la comida o beber el agua. Entonces, una persona que había regresado a Okinawa desde Hawaii intervino y nos dijo: “Está bien. Podéis beberlo. Nadie va a morir a partir de ahora. Solamente vamos a llevaros a un campo de refugiados.” Incluso entonces, nadie lo creyó. Entonces, un soldado estadounidense abrió una lata y se comió el contenido de la misma frente a nosotros. Finalmente, cada uno de nosotros comió un trozo de la comida en lata, bebimos agua abundantemente y nos sentimos aliviados.
Unos 10 minutos más tarde, llegaron muchos tanques y nos asustamos, pensando que nos ordenarían sentarnos y que los tanques nos pasarían por encima y nos matarían. Pero los tanques se fueron hacia la aldea.
Después de aquello, nos llevaron a bordo de un camión de 2 toneladas hacia la frontera entre Takamine y Kochinda. Desde allí, nos obligaron a andar todo el camino hasta la aldea de Chinen. Los heridos iban en los camiones, mientras que a aquellos que podían andar les obligaron a caminar. Pasando por campos de caña de azúcar, fuimos de Tamagusuku a Sashiki, descansando una o dos noches en medio de los arrozales.
○ Recogiendo restos
Fuimos a recoger restos. Encontramos los de una persona de la comunidad de Nashiro, tres personas de la aldea y un japonés de Japón continental. Cuando excabávamos los restos, cada uno tenía ciertas características. El japonés llevaba botas militares, y los miembros de las milicias de defensa llevaban tabi (calcetines japoneses). Los dientes también tenían algunas características. La persona de Nashiro no tenía ningún diente. Una persona de la comunidad de Maeda era rica, así que tenía empastes de oro. Enterramos de nuevo a un soldado, y aparte de sus restos, nos llevamos los de todos los demás de vuelta a casa.