“Insensibilidad emocional hacia los cadáveres”– Todo el mundo enloquece cuando estalla la guerra–
“Insensibilidad emocional hacia los cadáveres”– Todo el mundo enloquece cuando estalla la guerra–
Zenichi Yoshimine(40吉嶺全一)
Fecha de nacimiento: 10 de noviembre de 1932
En aquel tiempo: 12 años, estudiante de la escuela pública
Entrevistadores: hijo, nieto
○ Dudas sobre la fuerza de las Unidades de Ataque Suicida
Había una gran puerta utilizada por las fuerzas japonesas en la salida sur del castillo de Shuri. Los soldados salieron de allí y dijeron: “Las Unidades de Ataque Suicida están aquí”. Entonces, los maestros de la escuela dijeron: “Los buques de guerra de los EE. UU. serán completamente destruidos cuando lleguen las Unidades de Ataque Suicida”. Así que pensé: “Esto está bien”. Después de aquello, todos nosotros, incluyendo mi abuelo y mi abuela, mirábamos, desde Shuri, hacia Naha, que parecía oscuro.
Al ver aquellos buques de guerra flotando en el océano frente a Naha, nos veíamos la situación de la guerra con la expectativa de que los buques “serían todos destruidos”. Cuando los cazas de combate japoneses llegaron volando, cientos de buques de guerra estadounidenses comenzaron a disparar a la vez, provocando un gran ruido de explosiones. Fue un ataque tremendo y las aguas frente a Naha se convirtieron en un mar de llamas. De entre los aviones japoneses, algunos se dirigían directamente a los buques enemigos y explotaban.
Estábamos muy contentos. Gritábamos: “¡Hurra, hurra!” Después de un rato, sin embargo, ya no escuchamos ningún sonido. Parecía que todos (los aviones japoneses) habían sido derribados. Entonces, los buques de guerra comenzaron a disparar contra Shuri, donde estábamos nosotros, así que huimos desesperadamente.
Cuando, a la mañana siguiente, fuimos a ver cómo había quedado Naha, los buques estadounidenses, lejos de haber sido totalmente destruidos, permanecían todos allí. Como los maestros habían dicho que “los buques estadounidenses serían completamente aniquilados cuando llegasen las Unidades de Ataque Suicida”, tuvimos muchas dudas sobre la fuerza de las Unidades de Ataque Suicida porque los buques de guerra estadounidenses apenas habían recibido daño alguno.
○ Los proyectiles de artillería llovían sobre Mabuni, donde se habían reunido los refugiados
De repente, proyectiles de artillería volaron sobre las colinas de Mabuni en mitad de la noche, haciendo ruidos como de grandes salpicaduras. Entonces, escuché gritos de muerte entre los niños y mujeres que lloraban: “Me han herido” o “Ayuda”, o “Me duele, me duele”. Mucha gente había sido arrinconada en aquella pequeña península de Kyan. Corríamos por aquí y por allá tratando de escapar y escondernos en los refugios antiaéreos. Había algunos refugios antiaéreos, pero estaban todos llenos de gente allí escondida y no quedaba ningún refugio que pudiera alojar a nuestra familia de tres miembros.
○ Los lugares de recogida de agua se convirtieron en objetivos del fuego enemigo y había montañas de cadáveres
Se necesita agua para vivir. Todo el mundo se esforzaba para sacar agua. Todos sacaban agua desesperadamente mientras vigilaban los buques de guerra. Cuando intentaba sacar agua, los adultos me echaban, y no podía conseguir agua. Justo entonces, cuando me giré y miré hacia el océano, sentí el peligro y corrí hacia las rocas antes que ningún otro. Entonces, hubo sonidos de disparos y el lugar donde sacábamos el agua fue atacado.
Al día siguiente, cuando fui a sacar agua cuando estaba todo tranquilo, había cadáveres por todas partes. Había un cadáver con la cabeza atascada en el torrente. Había sangre por doquier y pilas de cadáveres.
○ Casi alcanzado directamente por un proyectil de artillería
La zona que rodeaba el refugio antiaéreo donde nos escondíamos fue destruida por proyectiles de artillería y no hubo siquiera un solo árbol que sobreviviese. Sin embargo, había una gran roca en frente de este refugio, así que era seguro incluso si éramos bombardeados, con sus sonidos de explosiones.
Después de un tiempo, vimos a los barcos tomar esta dirección, así que nos apresuramos a entrar en el refugio; pero justo en ese momento, escuchamos un bajo estruendo y tuve la sensación de que el terreno se comprimió. Después de aquello, todo se volvió oscuro y silencioso. Después de haber huido al refugio, seguimos siendo atacados día y noche, así que cuando todo estaba oscuro y no podía oír nada, pensé que finalmente había muerto. Como había visto tantos cadáveres, llevaba tiempo pensando que al final yo acabaría muerto, y por eso pensé que lo estaba.
Sin embargo, al seguir allí sentado, la luz volvió poco a poco y me di cuenta de que estaba vivo.
Después de aquello, mi madre, que estaba en el mismo refugio, se despertó y miró preocupada alrededor. Al mirar más de cerca, me di cuenta de que su cara estaba negra del humo de la artillería. Cuando toqué su cara, noté fragmentos que se habían incrustado. La presión explosiva del bombardeo había hecho explotar trozos de la roca grande (caliza de Ryukyu) que estaba frente al refugio. Sacar aquellos fragmentos llevó todo un día. No obstante, nuestra familia consiguió sobrevivir gracias a aquella gran roca. Cinco o seis de nuestros vecinos que habían huido a la zona de alrededor murieron.
○ Buscando comida mientras caminábamos entre cadáveres
Después de aquello, era muy difícil salir afuera. Hacia mediados de junio, mi madre, que normalmente iba conmigo a recolectar batatas, me dijo: “No quiero ir a sacar batatas nunca más”. La razón era que había muchos cadáveres por toda la zona, y además, cadáveres destrozados por los proyectiles de artillería que seguían cayendo uno tras otro. Cuando pisábamos sobre algo que no sabíamos si era un cadáver, nos resbalábamos y caíamos muchas veces, porque estaba todo limoso. Así que mi madre dijo: “Aunque sean cadáveres, aún son seres humanos, y no quiero pisarlos más. Por eso no quiero ir allí nunca más”.
○ Cada vez mayor insensibilidad emocional hacia los cadáveres
Más o menos por aquel tiempo, tenía tanta hambre que no veía nada excepto batatas, caña de azúcar y agua. Si había algún cadáver alrededor, simplemente pensaba: “Oh, esta persona está muerta”.
Una vez, mi madre dijo: “Hay un hombre en la puerta de al lado que está comiendo cereal inflado”. Como solo me interesaba la comida en aquel momento, saqué la cabeza fuera del refugio, preguntándome: “¿Es posible que haya cereal inflado ahora?” Había gusanos saliendo y entrando de la boca del hombre. Mi madre los había descrito como cereales inflados, un caramelo blanco. Si vieras algo como eso ahora, seguramente te asombrarías y te desmayarías. Pero en aquel tiempo, mis nervios ópticos y mi mente estaban totalmente paralizados. Cuando la guerra estalla, todo es una locura.
Zenichi Yoshimine(40吉嶺全一)
Fecha de nacimiento: 10 de noviembre de 1932
En aquel tiempo: 12 años, estudiante de la escuela pública
Entrevistadores: hijo, nieto
○ Dudas sobre la fuerza de las Unidades de Ataque Suicida
Había una gran puerta utilizada por las fuerzas japonesas en la salida sur del castillo de Shuri. Los soldados salieron de allí y dijeron: “Las Unidades de Ataque Suicida están aquí”. Entonces, los maestros de la escuela dijeron: “Los buques de guerra de los EE. UU. serán completamente destruidos cuando lleguen las Unidades de Ataque Suicida”. Así que pensé: “Esto está bien”. Después de aquello, todos nosotros, incluyendo mi abuelo y mi abuela, mirábamos, desde Shuri, hacia Naha, que parecía oscuro.
Al ver aquellos buques de guerra flotando en el océano frente a Naha, nos veíamos la situación de la guerra con la expectativa de que los buques “serían todos destruidos”. Cuando los cazas de combate japoneses llegaron volando, cientos de buques de guerra estadounidenses comenzaron a disparar a la vez, provocando un gran ruido de explosiones. Fue un ataque tremendo y las aguas frente a Naha se convirtieron en un mar de llamas. De entre los aviones japoneses, algunos se dirigían directamente a los buques enemigos y explotaban.
Estábamos muy contentos. Gritábamos: “¡Hurra, hurra!” Después de un rato, sin embargo, ya no escuchamos ningún sonido. Parecía que todos (los aviones japoneses) habían sido derribados. Entonces, los buques de guerra comenzaron a disparar contra Shuri, donde estábamos nosotros, así que huimos desesperadamente.
Cuando, a la mañana siguiente, fuimos a ver cómo había quedado Naha, los buques estadounidenses, lejos de haber sido totalmente destruidos, permanecían todos allí. Como los maestros habían dicho que “los buques estadounidenses serían completamente aniquilados cuando llegasen las Unidades de Ataque Suicida”, tuvimos muchas dudas sobre la fuerza de las Unidades de Ataque Suicida porque los buques de guerra estadounidenses apenas habían recibido daño alguno.
○ Los proyectiles de artillería llovían sobre Mabuni, donde se habían reunido los refugiados
De repente, proyectiles de artillería volaron sobre las colinas de Mabuni en mitad de la noche, haciendo ruidos como de grandes salpicaduras. Entonces, escuché gritos de muerte entre los niños y mujeres que lloraban: “Me han herido” o “Ayuda”, o “Me duele, me duele”. Mucha gente había sido arrinconada en aquella pequeña península de Kyan. Corríamos por aquí y por allá tratando de escapar y escondernos en los refugios antiaéreos. Había algunos refugios antiaéreos, pero estaban todos llenos de gente allí escondida y no quedaba ningún refugio que pudiera alojar a nuestra familia de tres miembros.
○ Los lugares de recogida de agua se convirtieron en objetivos del fuego enemigo y había montañas de cadáveres
Se necesita agua para vivir. Todo el mundo se esforzaba para sacar agua. Todos sacaban agua desesperadamente mientras vigilaban los buques de guerra. Cuando intentaba sacar agua, los adultos me echaban, y no podía conseguir agua. Justo entonces, cuando me giré y miré hacia el océano, sentí el peligro y corrí hacia las rocas antes que ningún otro. Entonces, hubo sonidos de disparos y el lugar donde sacábamos el agua fue atacado.
Al día siguiente, cuando fui a sacar agua cuando estaba todo tranquilo, había cadáveres por todas partes. Había un cadáver con la cabeza atascada en el torrente. Había sangre por doquier y pilas de cadáveres.
○ Casi alcanzado directamente por un proyectil de artillería
La zona que rodeaba el refugio antiaéreo donde nos escondíamos fue destruida por proyectiles de artillería y no hubo siquiera un solo árbol que sobreviviese. Sin embargo, había una gran roca en frente de este refugio, así que era seguro incluso si éramos bombardeados, con sus sonidos de explosiones.
Después de un tiempo, vimos a los barcos tomar esta dirección, así que nos apresuramos a entrar en el refugio; pero justo en ese momento, escuchamos un bajo estruendo y tuve la sensación de que el terreno se comprimió. Después de aquello, todo se volvió oscuro y silencioso. Después de haber huido al refugio, seguimos siendo atacados día y noche, así que cuando todo estaba oscuro y no podía oír nada, pensé que finalmente había muerto. Como había visto tantos cadáveres, llevaba tiempo pensando que al final yo acabaría muerto, y por eso pensé que lo estaba.
Sin embargo, al seguir allí sentado, la luz volvió poco a poco y me di cuenta de que estaba vivo.
Después de aquello, mi madre, que estaba en el mismo refugio, se despertó y miró preocupada alrededor. Al mirar más de cerca, me di cuenta de que su cara estaba negra del humo de la artillería. Cuando toqué su cara, noté fragmentos que se habían incrustado. La presión explosiva del bombardeo había hecho explotar trozos de la roca grande (caliza de Ryukyu) que estaba frente al refugio. Sacar aquellos fragmentos llevó todo un día. No obstante, nuestra familia consiguió sobrevivir gracias a aquella gran roca. Cinco o seis de nuestros vecinos que habían huido a la zona de alrededor murieron.
○ Buscando comida mientras caminábamos entre cadáveres
Después de aquello, era muy difícil salir afuera. Hacia mediados de junio, mi madre, que normalmente iba conmigo a recolectar batatas, me dijo: “No quiero ir a sacar batatas nunca más”. La razón era que había muchos cadáveres por toda la zona, y además, cadáveres destrozados por los proyectiles de artillería que seguían cayendo uno tras otro. Cuando pisábamos sobre algo que no sabíamos si era un cadáver, nos resbalábamos y caíamos muchas veces, porque estaba todo limoso. Así que mi madre dijo: “Aunque sean cadáveres, aún son seres humanos, y no quiero pisarlos más. Por eso no quiero ir allí nunca más”.
○ Cada vez mayor insensibilidad emocional hacia los cadáveres
Más o menos por aquel tiempo, tenía tanta hambre que no veía nada excepto batatas, caña de azúcar y agua. Si había algún cadáver alrededor, simplemente pensaba: “Oh, esta persona está muerta”.
Una vez, mi madre dijo: “Hay un hombre en la puerta de al lado que está comiendo cereal inflado”. Como solo me interesaba la comida en aquel momento, saqué la cabeza fuera del refugio, preguntándome: “¿Es posible que haya cereal inflado ahora?” Había gusanos saliendo y entrando de la boca del hombre. Mi madre los había descrito como cereales inflados, un caramelo blanco. Si vieras algo como eso ahora, seguramente te asombrarías y te desmayarías. Pero en aquel tiempo, mis nervios ópticos y mi mente estaban totalmente paralizados. Cuando la guerra estalla, todo es una locura.